Tauromaquia en Trujillo del Perú

 

Tauromaquia en Trujillo del Perú





"Plaza de Acho" de Trujillo


Miguel Adolfo Vega Cárdenas





 

La primera “Plaza firme de toros” o “Nueva Plaza de Toros” que tuvo Trujillo en el siglo XVIII estuvo ubicada en el ángulo formado por las actuales calles de Almagro y Zepita y la parte posterior de esta plaza lindaba con algunas casas que a su vez lindaban, calle de por medio, con la iglesia de la parroquia de Santa Ana. Pues así lo evidencian dos documentos fechados en 1793-94:

 

 

“una casita sitio y solar que se halla situada en la traza de ésta ciudad, junto a la portada que va al pueblo de Mansiche y linda por la espalda con la nueva plaza de toros.” (1793)

 

“un sitio perteneciente a la congragación del colegio de los padres expatriados de esta ciudad que hace esquina frente a la plaza firme de toros” (1794)

 

El mencionarla como plaza firme de toros hace suponer que fue la primera plaza pública de toros edificada en un solar ubicado a sólo dos cuadras de la plaza mayor de la ciudad y es posible que para estos años ya llevara algún tiempo de edificada.

 

Cabe recordar que los primeros festejos taurinos se llevaron a cabo en las plazas mayores de las ciudades, las cuales fueron acondicionadas temporalmente para brindar al público comodidad y seguridad.

 

El Obispo de Trujillo Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda, en el segundo tomo de su obra publicada a fines del siglo XVIII muestra un dibujo de una bárbara suerte taurina, muy de uso en esos tiempos en nuestra ciudad, llamada la "suerte de la lanzada", que consistió en que un indio o un negro esperase la salida del toro para clavarle una afilada lanza al momento que el toro hiciera por él. En el tiempo que Martínez Compañón estuvo en Trujillo, la plaza firme de toros ya estaba construida.

 

 



"Indio dando la lanzada", lámina de Martínez Compañón

 

Ésta Plaza de Toros pervivió hasta el siglo XIX, tal como se puede verificar en otro documento de principios del XIX:

 

“una casa rancho sitio y solar en la calle que llaman portada de Mansiche, la cual se halla sumamente deteriorada, frente a la iglesia de Santa Ana y espalda de la nueva plaza de toros”. (1803).

 

En pleno siglo XIX los trujillanos edificaron una nueva plaza de toros a extramuros de la ciudad, ubicada en el lugar que hoy ocupa el Colegio Víctor Andrés Belaunde en la Avenida España. Curiosamente a ésta nueva plaza de toros se la llamó Plaza de Acho, tal vez para emular a la de Lima.



 


"Plaza de Acho" de Trujillo

 

 

El siguiente documento respalda lo dicho:

 

Sr. Alcalde del honorable Concejo Provincial de Trujillo

s. a.

Habiendo arreglado con el Sr. Luis Arbaiza para que puedan darse dos corridas de toros en la Plaza de Acho en los días 25 y 29 del presente, puede concedérsele por la Alcaldía la licencia respectiva.

Dios guarde a Us.

 

Trujillo 20 de diciembre de 1889.




 

 "Plaza de Acho" de Trujillo

 

 

 

En la obra de Santiago Vallejo: "Trujillo en Estampas y Anécdotas" se informa:

 

"Calle de la Caja de Agua, la que limita con la plazuela del Recreo donde estaba la Atarjea. Allí se ubicaban los concurridísimos baños del Recreo rivales victoriosos de los baños de Vallejo, en el mismo sector. En esta plazuela, que ha sufrido di­versas transformaciones y es ahora heredera de la pila de la Plaza de Armas, funcionaba el carrusel y por allí se hacían los pa­seos de toreros y banderillas, cada vez que se lidiaba toros en Acho, como también se nombraba al coso taurino trujillense".

 

De La Plaza de Acho de Trujillo se conservan algunas fotografías y también aparece referenciada como Plaza de Acho en planos de la ciudad correspondientes a esos años. En los planos referidos la plaza tiene una planta octogonal y esto se aprecia muy bien en las fotografías.

 

Alfredo Rebaza Acosta, en su libro “Anecdotario Histórico del Perú” refiere que a fines de 1921 viajó Juan Belmonte a Trujillo, contratado para una sola corrida. En el vapor que llevó al trianero hasta Salaverry, viajó también Víctor Raúl Haya de la Torre. El primero iba para torear en el coso trujillano y el segundo para ofrecer varias conferencias. A bordo se hicieron amigos, a bordo cambiaron impresiones y conceptos de carácter. Llegaron ambos a Trujillo un día sábado.

 

Aquella misma tarde Haya de la Torre ofreció una magnífica conferencia en el Teatro Ideal. El público repletó la sala y galerías y cada pasaje del discurso mereció calurosas ovaciones.

 

De pronto apareció en un palco del lado derecho D. Juan Belmonte y su cuadrilla. La presencia del gran matador – que debutaba el día siguiente – conmovió a los espectadores. Hubo un momento en que toda la platea y palcos, puestos en pie, aplaudieron a Belmonte, olvidándose de Haya de la Torre, que estaba en el escenario.

 

Pero Haya es orador de grandes recursos. Al verse preterido por la atención del público, dio dos fuertes golpes sobre la mesa y, más que hablo rugió:

 

No …… No …. El gran artista Juan Belmonte a quien tanto admiro, debe de ser aplaudido mañana en la Plaza de Toros. ¡Aquí no. ¡Aquí todos los aplausos me pertenecen!

 

El gesto de Haya conductor evidente de multitudes, fue aplaudidísimo. El primero en aplaudir fue Juan Belmonte.

 

Desde aquel momento, la atención del público se concentró de nuevo en el orador y se olvidó del torero”[i].

 

La “Plaza de Acho” de Trujillo llegó hasta poco antes de mediados del siglo pasado en que se edificó la nueva   Plaza de Toros de Trujillo inaugurada el 26 de diciembre de 1943, ubicada en el cruce de las actuales Avenidas España y María Euguren.




 

Madeline Hartog-Bel, Mis Mudo 1967 en la Plaza de Toros de Trujillo

 


      En esta Plaza de Toros llegaron a torear los rejoneadores D. Ángel y D. Rafael Peralta, el Cordobés, el Viti, Diego Puertas y Gregorio Sánchez y algunos otros toreros españoles. De los nacionales, Adolfo Rojas “El Nene”, “El Trujillano”, Rafael Santa Cruz, Humberto Valle, Hugo Bustamante que a caballo realizaba “La Suerte Nacional” con el capote en la mano derecha y con la izquierda manejaba las riendas, con destreza y prestancia. La Plaza de Toros de Trujillo fue derruida hace muy pocos años para edificar un centro comercial.

 

Las ganaderías liberteñas más destacadas de reses bravas fueron “Salamanca” de divisa verde, oro y grana ubicada en la hacienda Chiclín del valle de Chicama, fue fundada el 18 de marzo de 1951 por los hermanos Javier y Constante Larco Hoyle, propietarios de esa hacienda, con vacas de Yencala y un semental de la rinconada de mala. En 1956 los señores Larco Hoyle importaron de España tres sementales de Juan Pedro Domecq llamados “Desterrado”, “Gaviero” y “Gacelo”.

 

La ganadería de reses bravas de “San Pedro y San Pablo de Chuquizongo” de divisa Azul, oro y encarnada ubicada en Usquil, Otuzco, fundada por D. Vicente González de Orbegoso y Moncada en 1944 con una punta de vacas criollas y vacas procedentes de México y un semental de nombre “Peleador” de pura casta “Parlade” de la línea Vista Hermosa, de origen español.





Tentadero de la hacienda Chuquizongo
 

La ganadería de reses bravas de Succha o Yanasara de divisa verde, blanco y grana ubicada en Huamachuco, propiedad de D. Francisco Pinillos Montoya, iniciada con 20 vacas de “Chuquizongo” y un semental de nombre “Duende” herrado con el número 6, también de “Chuquizongo”





El ganadero de Chuquizongo, rodeado de dos toreros con sus respectivas cuadrillas

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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