Tauromaquia en Trujillo del Perú
Tauromaquia
en Trujillo del Perú
La primera “Plaza firme de
toros” o “Nueva Plaza de Toros” que tuvo Trujillo en el siglo XVIII estuvo
ubicada en el ángulo formado por las actuales calles de Almagro y Zepita y la
parte posterior de esta plaza lindaba con algunas casas que a su vez lindaban,
calle de por medio, con la iglesia de la parroquia de Santa Ana. Pues así lo
evidencian dos documentos fechados en 1793-94:
“una
casita sitio y solar que se halla situada en la traza de ésta ciudad, junto a
la portada que va al pueblo de Mansiche y linda por la espalda con la nueva
plaza de toros.” (1793)
“un
sitio perteneciente a la congragación del colegio de los padres expatriados de
esta ciudad que hace esquina frente a la plaza firme de toros” (1794)
El
mencionarla como plaza firme de toros hace suponer que fue la primera plaza
pública de toros edificada en un solar ubicado a sólo dos cuadras de la plaza
mayor de la ciudad y es posible que para estos años ya llevara algún tiempo de
edificada.
Cabe
recordar que los primeros festejos taurinos se llevaron a cabo en las plazas
mayores de las ciudades, las cuales fueron acondicionadas temporalmente para
brindar al público comodidad y seguridad.
El
Obispo de Trujillo Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda, en el segundo
tomo de su obra publicada a fines del siglo XVIII muestra un dibujo de una
bárbara suerte taurina, muy de uso en esos tiempos en nuestra ciudad, llamada
la "suerte de la lanzada", que consistió en que un indio o un negro esperase la
salida del toro para clavarle una afilada lanza al momento que el toro hiciera
por él. En el tiempo que Martínez Compañón estuvo en Trujillo, la plaza firme
de toros ya estaba construida.
Ésta
Plaza de Toros pervivió hasta el siglo XIX, tal como se puede verificar en otro
documento de principios del XIX:
“una
casa rancho sitio y solar en la calle que llaman portada de Mansiche, la cual
se halla sumamente deteriorada, frente a la iglesia de Santa Ana y espalda de
la nueva plaza de toros”. (1803).
En
pleno siglo XIX los trujillanos edificaron una nueva plaza de toros a
extramuros de la ciudad, ubicada en el lugar que hoy ocupa el Colegio Víctor
Andrés Belaunde en la Avenida España. Curiosamente a ésta nueva plaza de toros
se la llamó Plaza de Acho, tal vez para emular a la de Lima.
"Plaza de Acho" de Trujillo
El siguiente documento
respalda lo dicho:
Sr. Alcalde del honorable
Concejo Provincial de Trujillo
s. a.
Habiendo arreglado con el
Sr. Luis Arbaiza para que puedan darse dos corridas de toros en la Plaza de
Acho en los días 25 y 29 del presente, puede concedérsele por la Alcaldía la
licencia respectiva.
Dios guarde a Us.
Trujillo 20 de diciembre de 1889.
"Plaza de
Acho" de Trujillo
En
la obra de Santiago Vallejo: "Trujillo en Estampas y Anécdotas" se
informa:
"Calle
de la Caja de Agua, la que limita con la plazuela del Recreo donde estaba la Atarjea.
Allí se ubicaban los concurridísimos baños del Recreo rivales victoriosos de
los baños de Vallejo, en el mismo sector. En esta plazuela, que ha sufrido diversas
transformaciones y es ahora heredera de la pila de la Plaza de Armas,
funcionaba el carrusel y por allí se hacían los paseos de toreros y
banderillas, cada vez que se lidiaba toros en Acho, como también se nombraba al
coso taurino trujillense".
De
La Plaza de Acho de Trujillo se conservan algunas fotografías y también aparece
referenciada como Plaza de Acho en planos de la ciudad correspondientes a esos
años. En los planos referidos la plaza tiene una planta octogonal y esto se
aprecia muy bien en las fotografías.
Alfredo
Rebaza Acosta, en su libro “Anecdotario Histórico del Perú” refiere que a fines
de 1921 viajó Juan Belmonte a Trujillo, contratado para una sola corrida. En el
vapor que llevó al trianero hasta Salaverry, viajó también Víctor Raúl Haya de
la Torre. El primero iba para torear en el coso trujillano y el segundo para
ofrecer varias conferencias. A bordo se hicieron amigos, a bordo cambiaron
impresiones y conceptos de carácter. Llegaron ambos a Trujillo un día sábado.
Aquella
misma tarde Haya de la Torre ofreció una magnífica conferencia en el Teatro
Ideal. El público repletó la sala y galerías y cada pasaje del discurso mereció
calurosas ovaciones.
De
pronto apareció en un palco del lado derecho D. Juan Belmonte y su cuadrilla.
La presencia del gran matador – que debutaba el día siguiente – conmovió a los
espectadores. Hubo un momento en que toda la platea y palcos, puestos en pie,
aplaudieron a Belmonte, olvidándose de Haya de la Torre, que estaba en el
escenario.
Pero
Haya es orador de grandes recursos. Al verse preterido por la atención del
público, dio dos fuertes golpes sobre la mesa y, más que hablo rugió:
No
…… No …. El gran artista Juan Belmonte a quien tanto admiro, debe de ser
aplaudido mañana en la Plaza de Toros. ¡Aquí no. ¡Aquí todos los aplausos me
pertenecen!
El
gesto de Haya conductor evidente de multitudes, fue aplaudidísimo. El primero
en aplaudir fue Juan Belmonte.
Desde
aquel momento, la atención del público se concentró de nuevo en el orador y se
olvidó del torero”[i].
La “Plaza de Acho” de Trujillo llegó hasta poco antes de mediados del
siglo pasado en que se edificó la nueva Plaza de Toros de Trujillo inaugurada
el 26 de diciembre de 1943, ubicada en el cruce de las actuales Avenidas España
y María Euguren.
Madeline
Hartog-Bel, Mis Mudo 1967 en la Plaza de Toros de Trujillo
En esta
Plaza de Toros llegaron a torear los rejoneadores D. Ángel y D. Rafael Peralta,
el Cordobés, el Viti, Diego Puertas y Gregorio Sánchez y algunos otros toreros
españoles. De los nacionales, Adolfo Rojas “El Nene”, “El Trujillano”,
Rafael Santa Cruz, Humberto Valle, Hugo Bustamante que a caballo realizaba “La
Suerte Nacional” con el capote en la mano derecha y con la izquierda manejaba
las riendas, con destreza y prestancia. La Plaza de Toros de Trujillo fue
derruida hace muy pocos años para edificar un centro comercial.
La ganadería de reses bravas de “San
Pedro y San Pablo de Chuquizongo” de divisa Azul, oro y encarnada ubicada en
Usquil, Otuzco, fundada por D. Vicente González de Orbegoso y Moncada en 1944
con una punta de vacas criollas y vacas procedentes de México y un semental de
nombre “Peleador” de pura casta “Parlade” de la línea Vista Hermosa, de origen
español.
La ganadería de reses bravas de Succha
o Yanasara de divisa verde, blanco y grana ubicada en Huamachuco, propiedad de
D. Francisco Pinillos Montoya, iniciada con 20 vacas de “Chuquizongo” y un
semental de nombre “Duende” herrado con el número 6, también de “Chuquizongo”
El ganadero de Chuquizongo, rodeado de dos toreros con sus respectivas cuadrillas
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