Los Baños Públicos de la "Plazuela Del Recreo" de Trujillo.

 

Los Baños Públicos de la "Plazuela del Recreo"





 

 

Miguel Adolfo y Carlos Alberto Vega Cárdenas

 

 

 

 

En la Plazuela del Recreo funcionaron tres casas de baños públicos: "LOS BAÑOS DE GONZALES", "LOS BAÑOS DE VALLEJOS" y "LOS BAÑOS DE LOS SEÑORES ACHARAN GOICOCHEA Y COMPAÑÍA". Y en la casa de don Justo Mesa funcionó un pozo particular.

 

Los Baños de Vallejos, estuvieron ubicados en la antigua calle de la Caja del Agua, a la mano izquierda (actualmente novena cuadra de Pizarro), y se surtían del agua de la acequia que iba al barrio de Santa Rosa. En 1870 estos baños tomaron el nombre de su primer propietario Remigio Vallejos y los condujo Pedro Marrieta; 10 años más tarde fueron comprados en remate público por Don Pedro Pinillos y Rodríguez a quien en 1891 el concejo le autorizó llevar agua a su pozo directamente de la caja del estanque por medio de una tubería de Fierro; licencia que causó problemas en el abastecimiento de agua. Los baños de Vallejos pagaron al Concejo una pensión anual de S/. 5, por el uso del agua de la ciudad y en 1917 los baños fueron adquiridos en herencia por Don Juan Alejo Pinillos y Jiménez y sus tres hermanas. La señorita Peregrina Pinillos ocupo la casa el siglo pasado.

 

Los Baños del Recreo de Don Juan Guillermo Gonzales, estuvieron ubicados en la "Casa Huerta de Versalles", surtiéndose de agua de la acequia que pasaba al barrio de Vindivil. Desde el año 1872 la "Casa Huerta de Versalles" perteneció a Don Juan Guillermo Gonzales y en 1876 el periódico "El Imparcial" publicaba el siguiente aviso:

 

"Se previene al respetable público de esta Capital, que desde la fecha se vuelven a abrir los baños fríos, servidos con puntualidad y esmero. La frecuente limpieza del estanque y la decencia de los ropajes, eso es todo lo que puede ofrecer el nuevo empresario a los concurrentes. Para abono mensual o por la temporada, precios convencionales.
Entrada al baño: 10 centavos.
Baño con sábana, paño y calzón: veinte centavos".

 

 

 

Aquí funcionaron los baños de Gonzales

 

 

 

Esta casa de baños públicos causó constantes problemas de desabastecimiento de agua a los pobladores de Vindivil y Portada de Moche, como se deduce del expediente del 17 de febrero de 1899, relativo al restablecimiento de agua en los jirones de Bolívar y Ayacucho, iniciado por la queja de Antonio Mathey, quien decía:

 

"Mas sucede que el agua de referencia, al salir de la atarjea, entra en primer lugar a la casa de don Justo Mesa y de ella pasa a la casa huerta de Don Juan Guillermo Gonzales, con tal motivo y a consecuencia de tener el segundo pozo de baño público establecido sobre la acequia común con una compuerta, con el objeto de hacer represar el agua, cuya obra no sólo prohibida por las ordenanzas del ramo, es además la causa única y principal para que dicho elemento no tome el curso regular, como también para el constante arenamiento".

 

 

 


La Casa de don Justo Mesa donde funcionó un poza de baño particular

 

 

Se ordenó que la compuerta fuese colocada a la entrada de su pozo y no en la acequia común, y asimismo se mandó demoler el pozo de baño de Justo Mesa, quien accedió "patrióticamente" a destruir su pozo. La antigua casa de justo Mesa ocupo todo el solar frontero que daba al lado derecho de la plazuela.

 

En 1891, se reabrió la casa de baños de propiedad de los Srs. Acharan Goicochca y Cía., conducida por el ciudadano francés Víctor Benaben, ubicada en el lado izquierdo de la Plazuela el Recreo, haciendo esquina con la calle Miguel Estete; los pozos se surtieron de la vieja acequia del Monasterio de Santa Clara, mandándola cubrir con partalones de madera, con el objeto de conservar limpia el agua y hacer más fácil y expedito el tráfico. Esta acequia, siete años más tarde fue canalizada gracias a las aportaciones económicas de los Srs. Acharan Goicochca y Cía. de la Sra. Vda. de Quevedo y del Dr. Luis Sánchez Ferrer, entre otros vecinos.

 

El cabildo les otorgó licencias, estableció una pensión anual por el derecho al uso del agua de la ciudad y reglamentó su funcionamiento, mandándoles circulares previniéndoles en cuanto al orden y moralidad que deberían observar. A pesar de todo, los pozos de baño fueron siempre un problema para el normal abastecimiento de agua a esta ciudad.

 

 

 

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